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domingo, 1 de abril de 2012

ZP como problema

   Si recuerdan, el que ahora es nuestro amadissimo presidente de gobierno, Don Naniano Rajoy, decía hace unos meses que el problema que tenía España era Zapatero. La solución a todos los males era, pues, darle la patada por su incompetencia. Un día después de que el Sr. Rajoy llegase al cargo de presidente del gobierno, todas nuestras cuitas desaparecerían como por ensalmo. Ahora que ya es presidente y que los problemas, lejos de desaparecer, parecen agravarse (nuestra prima riesgo evoluciona peor que la de Italia), sería conveniente comenzar a preguntarse qué ha pasado. Y la respuesta es muy simple. El desastre provocado por el Sr. Zapatero se debió, en buena medida, a que vivió durante ocho años en un país estupendo y multicolor que, para nada, era el país en el que vivíamos el resto de los mortales. La cuestión está en que, con su llegada a La Moncloa, el propio Rajoy parece haber entrado en ese país tan poco real. Dicho de otro modo, el Sr. Rajoy ha demostrado estar tan alejado de la realidad como lo estaba el Sr. Zapatero, así que no hay que ser muy inteligente para concluir que vamos de cabeza a un desastre corregido y aumentado. Felipe González tardó trece años en tirar por el retrete la confianza que los ciudadanos habían depositado en él, Aznar ocho, Zapatero seis, Rajoy cien días. Mucha gente, incluso de derechas, me habla de maravillas de Felipe González, pero fue él quien se encargó de hacer posible que Aznar llegara al poder. Y de Aznar se podrá decir lo que se quiera, pero hizo posible que Zapatero llegara al poder. Y Zapatero le puso en bandeja La Moncloa a Rajoy. Y, de seguir por este camino, Rajoy va a lograr que nuestro próximo presidente del gobierno sea una versión cutre de Torrente, el brazo tonto de la ley.
   Como ya he explicado, entra dentro de lo normal que los españoles nos llevemos chascos con las alemanas. También es comprensible que si uno es un político español, es decir, si no habla otro idioma que el español, cuando nos dicen: “presente Ud. las cuentas y después ya hablaremos de flexibilizar el objetivo de déficit público”, alguien, medianamente despistado, entienda que el están dando la razón. Lo que ya no es normal, ni comprensible, ni aceptable es que se ponga sobre el tapete un déficit público del 5,3% sin haber consultado con nadie en Bruselas la posibilidad de que esa propuesta pudiese no ser aceptada y es directamente de tontos no haber tenido un plan B diferente de decir: “¡Ah! Bueno, vale”.
   En fin, un mal día lo tiene cualquiera. Mosquear a nuestros socios europeos, que se están tragando ranas y sapos para mantenernos a flote, no está muy bien, pero pase. Lo que ocurre es que los miembros de este gobierno parecen levantarse cada mañana pensando a quién más pueden mosquear. Primero se ignora a los sindicatos, haciendo como que no existen. Después se le advierte a los banqueros que de beneficios nada, todo para aprovisionar pérdidas. A continuación se elevan los impuestos a los empresarios. Finalmente, se les planta una reforma laboral a los trabajadores y vuelta a empezar con el círculo del mosqueo. Entre medias, algún ocurrendo de Ruiz Gallardón sobre el aborto o un par de astillitas en el camino de los opositores por parte del Sr. Wert. Pero la palma, es, sin duda, para el señor De Guindos. Parece llevar tatuada en su amplia frente el lema: “esto es España y aquí hay que sufrir”. Siempre que no tiene una mala noticia que transmitir, advierte que lo peor aún no ha llegado y que recortar, hay que seguir recortando. Vamos a ver. Imaginemos que yo tengo diez euros en el banco y que un día sí y otro también, oigo a mi ministro de economía decirme que siga haciéndome agujeros en el cinturón, ¿qué haré con esos diez euros? ¿saldré a gastármelos o los dejaré a buen recaudo por si los necesito? Y si todo el mundo hace lo mismo ¿cómo demonios se va a reactivar la economía? Yo no digo que las medidas más duras haya que mantenerlas en secreto, pero alguien con un poco de conocimientos de lo que significa la expresión “política comunicativa”, tendría que ponerle una mordaza al Sr. De Guindos. Ahí es nada decirle a los empresarios que se les va a subir los impuestos en el mismo consejo de ministros en el que se aprueba... ¡una amnistía fiscal! Que bueno, que vale, que a lo mejor hay que hacerla, lo que clama al cielo es que se apele, como fundamentos para hacerla, a una recomendación de la OCDE y al precedente del gobierno ¡¡de Berlusconi!! Como todo el mundo sabe la OCDE es famosa por fallar más que una escopeta de feria en sus predicciones económicas y éste es un ejemplo palmario. ¿Que se va a recaudar cuánto? Si yo fuera un empresario al que le van a subir los impuestos, el viernes por la tarde estaría llamando a mi asesor fiscal para preguntarle cómo puedo llevarme el dinero a Suiza. Al fin y al cabo, dentro de diez años o así me lo van a regularizar... Y en cuanto a Berlusconi, quizás el Sr. Rajoy todavía no se ha enterado cómo terminó, ya sabemos que él sólo ve en los telediarios las noticias deportivas.
   No obstante, hay que ser justos, este gobierno mosquea a todos por igual, pertenezcan a su partido o no. Que se lo digan al Sr. Arenas. Este pobre hombre lleva 16 años intentando pillar un carguito en Andalucía y cuando ya parecía que lo tenía hecho, han venido sus colegas de partido a “echarle una mano”. Con tantos ministros pinchando al primero que se colocase a tiro, tantos anuncios de lo que iba a ocurrir el 30 de marzo y tantos silencios del propio Arenas, al final el gobierno del PP ha conseguido crear un  problema de insospechadas consecuencias donde había un triunfo histórico. El Sr. Griñán se ha salido con la suya y podrá gobernar (es un decir) en coalición con IU. Savater recordaba que, según los griegos, cuando los dioses querían fastidiarnos, nos concedían, exactamente, lo que con más frecuencia les pedíamos. Eso mismo puede pasarle al Sr. Griñán. IU debería exigir, entre otras cosas, el 25% de las consejerías, incluyendo la de Agricultura. El problema para el Sr. Griñán es que, como él anda diciendo desde las generales, Andalucía vota mayoritariamente a la izquierda. A la izquierda, izquierda. Tan a la izquierda que ya veremos si ha votado al PSOE. Quienes se van a repartir las consejerías no son socialdemócratas y, ni siquiera, “progresistas”. La cabeza de cartel de esta IU que ha doblado el número de escaños en el parlamente autonómico es gente del PCE y del Sindicato de Obreros del Campo, gente que lleva años ocupando fincas sin labrar y exigiendo su reparto entre los jornaleros. El próximo consejero de agricultura puede ser Sánchez Gordillo que, como alcalde del cantón independiente de Marinaleda, expropió hasta la señal de Canal+. El Sr. Arenas haría bien en no preparar las maletas de vuelta a Madrid demasiado pronto. Es bastante probable que el PSOE descubra, una vez más, que se lleva mejor con los que ganaron la guerra civil que con la izquierda de verdad..
   Pero la cuestión no para aquí. La coalición entre IU y PSOE en Andalucía puede hacer palanca en Extremadura e incluso en Asturias. El PSOE ha comenzado a ver brotes verdes antes de atravesar su particular desierto y al gobierno, literalmente, le han crecido los enanos. De hecho, le han crecido por millares, todos esos que participaron en la huelga general y en las manifestaciones subsiguientes. De pronto, el Sr. Rajoy ha descubierto que el cheque en blanco que le firmaron en noviembre carece de fondos y que le quedan tres años y medio, larguísimos, en los que tendrá que hacer lo último que tenía intención de hacer una vez llegase al gobierno, gobernar.
   No, Zapatero no era el problema. Zapatero era parte del problema. La otra parte está ahora ocupando el cargo que él ocupó.

lunes, 27 de junio de 2011

Extremeños

   Como buen andaluz, crecí oyendo que los extremeños eran: a) unos zaborioh (en castellano, desabridos) y b) nuestros parientes pobres (tanto que ni tenían playas). Conforme fui creciendo comencé a pensar que a) también hay musho andalú zaborioh (en castellano, muchos andaluces desabridos); b) tienen un jamón que quita las tapas del sentío; y c) estaban mejor administrados o gobernados que nosotros. Tres décadas de gobiernos socialistas no han dejado ningún escándalo notable, lo cual quizás no demuestre que han sido un prodigio de honradez, pero sí que han sido inteligentes. Sea como fuese, el PSOE perdió la mayoría absoluta en las últimas elecciones autonómicas, siendo el PP el partido más votado. No obstante, tampoco consiguió la mayoría absoluta. Esta quedó en manos de los tres diputados de Izquierda Unida. Aparentemente la cosa estaba clara. Es la situación en la que espera encontrarse el PSOE andaluz para perpetuarse en la poltrona tras las próximas autonómicas. Pero Extremadura no es Andalucía.
   La actitud de las bases de IU respecto de un posible pacto con el PSOE ha sido de franca hostilidad. Desde Andalucía se puede entender muy bien. El cabeza de cartel de IU en Extremadura, la persona que ha conseguido que esta formación entrara de nuevo en el parlamento regional, Pedro Escobar,  lo explicaba en una entrevista. Literalmente venía a decir que Extremadura había pasado de cuarenta años de caciquismo franquista a veintiocho años de caciquismo socialista, que la gente de los pueblos estaba hasta las narices de la prepotencia de los alcaldes del PSOE y que permitir que gobernara el PP no era del gusto de nadie, pero que la prioridad era purgar al PSOE. Ciertamente hay mucha gente en Andalucía convencida de que el modelo ideal de sociedad que persigue el PSOE no es el falansterio sino el cortijo. Pocos hechos he podido contraponer a quienes así me han argumentado. Recuerdo a cierto insigne  socialista tratando de aterrorizar a sus alumnos/as para que no ejercieran su fascistoide derecho a la manifestación. Hay alcaldes del PSOE cuya expresión favorita es "quien manda, manda". Existe una interminable serie de altos cargos del mismo partido que tienen por norma encargar las demandas y sugerencias de sus subordinados al Sr. Alcesto o a la Sra. Papelera. Sí, desde Andalucía se puede entender a qué se está refiriendo el Sr. Escobar. Pese a ello, el Sr. Escobar se mostraba dispuesto a votar a favor del candidato del PSOE, y así lo defendió ante las bases, a menos que éstas optaran por otra cosa, como efectivamente ocurrió.
   A partir de aquí, la historia comienza a tomar tintes grotescos. El coordinador general de IU, el Sr. Cayo Lara parece haber llegado a la conclusión de que, si el Sr. Zapatero es de izquierdas y va por ahí buscando charcos donde meterse, él, Cayo Lara, que es más de izquierdas, tiene que meterse en más charcos todavía. Primero se pasó toda la campaña electoral asegurando que IU no permitiría "ni por activa ni por pasiva" gobiernos del PP. Declaración ésta que, a todas luces, sobraba. Después, alguien le aconsejó que debía dejarse ver por las acciones de los del 15M. Yo no dudo que su intención fuera buena, pero verlo en un acto para impedir un desahucio no podía dejar de dar la impresión de que estaba allí para chupar cámara. Una buena parte de los presentes así lo entendió y acabó abucheado. Para terminar se presentó en Extremadura diciendo que no votar al PSOE era votar a los que fusilaron a republicanos en la guerra civil. Me van a permitir que en semejante comparación sí dude de su buena intención. Ahora asevera que, con independencia de lo que votaran las bases, los diputados de IU tienen que votar al PSOE, todo lo más, forzar unas nuevas elecciones, o prepararse para lo que se les va a venir encima. Y aquí apareció el Sr. Vara.
   Guillermo Fernández Vara es el expresidente y candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Extremadura. En las postrimerías de la campaña electoral afirmó que si no salía elegido se iría sin más problemas a su casa. Obviamente todavía no se ha ido. Al oír al Sr. Lara decir que podría haber elecciones anticipadas, propuso que el PSOE votara al candidato del PP para impedir tal posibilidad. "Extremadura está en un momento difícil y no es cuestión de empeorarlo con nuevas elecciones". A esto se le llama responsabilidad institucional. Pero ¿y el candidato del PP? El Sr. Monago está como un niño con zapatos nuevos. Ha cogido el programa de IU y lo ha convertido en el catálogo de sus primeros cien días de gobierno. Ahora que, por fin, el PP va a gobernar en Extremadura, mano dura con los ricachones, subida de impuestos, rediseño del mapa electoral para favorecer a las minorías, descuelgue del retrato del rey, declaración de la Tercera República,  y sustitución del himno extremeño por el himno de Riego si hace falta. En definitiva, el lema de cualquier buen político llevado a su extremo: "lo que sea por pillar".
   En fin, a lo que iba, que parece que estamos ante un político sincero y coherente, el Sr. Pedro Escobar. El problema está en cuánto tiempo le van a dejar que lo siga siendo.