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domingo, 26 de febrero de 2012

Una de héroes

   Decía un compañero de profesión, que siempre hay que criticar a quienes están en el poder. Es cierto, que el ejercicio del poder, más allá de la colaboración habitual con el estado de cosas que todos efectuamos, tiende a convertirlo en obviedad difícilmente refutable. También es cierto que no hay ejercicio del poder sin coacción, es más, la propia definición de poder contradice el que cada cual pueda hacer lo que su libre juicio le indique (suponiendo, claro está, que hayamos llegado a ese estadio en el que los seres humanos tengan, por fin, un juicio verdaderamente libre). No obstante, siempre he pensado que se debe establecer una distinción entre quienes hacen todo lo posible por mantener el deleznable estado de cosas existente y quienes hacen todo lo posible porque el estado de cosas sea aún más deleznable. Y aquí quisiera también marcar ciertas distancias respecto de los profetas del consabido "cuanto peor, mejor". Es éste un lema muy socorrido entre toda clase de izquierdistas desde que Marx propuso aquella disparatada idea de que los capitalistas irían comiéndose unos a otros, hasta que al final quedasen tan pocos que ya no podrían parar a los hambrientos del mundo (como si entre los capitalistas no hubiese también solidaridad de clase cuando se trata de combatir a otra clase). Más de uno y más de dos, se han puesto a hacer todo lo posible porque el capitalismo triunfe, a la espera de que los pobres a quienes divisan a través de la ventanilla de sus coches de lujo, acaben por hacer realidad el deseo que, supuestamente, anida en lo más profundo de sus corazones. Mientras tanto, por si ese día se dilata, añaden ceros a sus cuentas corrientes, pues es la mejor manera de acelerar el fin de las cuentas corrientes. Lo descabellado de semejante estrategia puede seguirse en los regueros de sangre de movimientos terroristas como ETA, que siempre buscó la represión salvaje e indiscriminada de la población vasca para así ver aumentadas sus huestes.
   Por todo ello, creo que se merecen una mención aquéllos que, pese a ejercer el poder sin muchos miramientos, procuran que el sufrimiento no se generalice más de lo necesario. Entre estos héroes de los últimos meses, que lo son, no por salvar a nadie, sino por impedir que haya más gente a la que sea necesario salvar, hay que mencionar, en primer lugar, al Presidente del Banco Central, D. Mario Draghi. Que Draghi podía ayudar a solucionar la crisis europea, era un secreto a voces bastante antes de ser elegido para el cargo. Al fin y al cabo, trabajó para el banco que la creó, asesorando al gobierno griego sobre cómo ocultar su monumental déficit. Nada más llegado, convirtió lo que el bueno de Trichet y Frau Nein Merkel habían insistido en que era imposible, en norma. Básicamente, utilizó un truco muy conocido y, por otra parte, muy habitual entre los políticos, para solucionar un problema: pegárselo por detrás a otro.
   Si había una crisis financiera derivada de que los bancos no obtenían crédito y si había una crisis en la deuda pública derivada de que nadie quería comprarla, la solución era darle crédito a los bancos a cambio de que comprasen deuda pública. Esto obliga a la banca a remar en la misma dirección que los gobiernos si quieren seguir a flote y, en teoría, les otorga, además, pingües beneficios que, supuestamente, deben servir para tapar sus vergüenzas y, en última instancia, reactivar el crédito a los particulares. La verdad es que esta parte no está funcionando demasiado bien por varios motivos. Primero porque los bancos prefieren seguir jugando a ruletas financieras antes que prestar su dinero a la gente. Segundo porque, como quizás sospechan los bancos, lo que el ciudadano de a pie necesita no son nuevos créditos, sino encontrar la manera de pagar los que ya contrajo en su día. El Banco Central Europeo haría mejor permitiendo acceder a la barra libre a los ciudadanos europeos y no a sus bancos, pero claro, esto ya sería demasiado para Frau Nein, el Banco y Draghi. En todo caso, su iniciativa ha salvado los muebles de una Europa a la que muchos auguraban que no llegaría a comerse las uvas. La cuestión está en hasta cuándo va a durar todo esto. Los problemas que se pegan por detrás a otros, las típicas soluciones de los políticos, más pronto que tarde acaban por generar problemas aún más gordos y habrá que ver si el Sr. Draghi se da cuenta de ello o, simplemente, dejará el asunto en manos de su sucesor.
   Otro Mario que merece ser mencionado es el Primer Ministro italiano, el Sr. Monti. La verdad es que lo suyo entra en otra categoría, que no la de héroe, pero sobre el trasfondo de los gobiernos de Berlusconi, este señor hasta parece un buen gobernante. No lo es, aunque, al menos, gobierna. Triste destino el de un país, en el que parece que lo hace bien alguien a quien no ha elegido el pueblo. El Sr. Monti, no actúa de cara a sus cadenas de televisión, ni a los votantes y ni siquiera a Europa. Sabe que sólo la historia podrá juzgarle y como tal se comporta. Eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Toma decisiones impopulares, si bien necesarias, y actúa con independencia. Eso sí, con frecuencia, adopta el tono de abuelete tratando de convencer a sus nietos para que se porten bien sin necesidad de castigarlos. El que un funcionario en edad de jubilación, le diga a los jóvenes que deben olvidarse de tener un trabajo para toda su vida, es digno de que lo cuelguen por los meñiques. Pero ese Monti es inseparable del que escribe panfletos incitando a la sublevación contra los Merkel, Schäuble y Sarkozy. Y aquí es donde aparece un nuevo e insospechado héroe.
   Adivinen quién ha firmado una carta en la que se afirma que son los bancos y no los ciudadanos los que deben pagar los platos rotos de los años de despilfarro. Es inútil, nunca lo adivinarían, nuestro amadisssimo y queridisssimo Sr. Presidente del Gobierno, D. Naniano Rajoy. Sí, sí, el mismo que ha permitido que le aprueben la reforma laboral del "te despido porque sí", el mismo que asegura que el 30 de marzo tendremos que cogerle dobladillo a nuestros pantalones de lo recortaditos que nos vamos a quedar. ¿Cómo es posible? En realidad es fácil de entender. Al Sr. Rajoy le ha pasado lo mismo que a muchísimos españoles con su primera alemana, han ido a por lana y han salido trasquilados. Y es que a todos nos ha pasado alguna vez. Cuando dejamos atrás nuestras fronteras, no sé por qué, nos da por creernos eso de que somos auténticos latin lovers en cuyos brazos las nórdicas caerán extasiadas en cuanto les soltemos alguna ocurrencia. Después pasa lo que pasa. Estamos acostumbrados a las españolas, que parecen la torre de control de un aeropuerto. A poco que te fijes, una española, te va diciendo con sus miradas y su lenguaje corporal si vas bien, si te estás desviando de la trayectoria o si, simplemente, está ahí para marearte un poco. Llega uno en plan rompecorazones con las alemanas y se encuentra con mujeres tan expresivas como una pared, que te dicen con la misma cara de palo "te quiero" o "me das asco". El resultado es que, si te descuidas consigues una colección de calabazas como para abastecer todo el Halloween del pueblo.
   El Sr. Rajoy pensaba que con una caída de reforma laboral, un sólido discurso de neocon de bien y su gracejo natural, derretiría a Frau Merkel y podría llevarla al huerto donde las horas se hacen días y los días semanas de aplazada reducción del déficit. Pero héteme aquí que Frau Nein, por supuesto, sin mover una pestaña, dijo... "Nein". Como buen español en esta tesitura, el Sr. Rajoy se puso hecho un basilisco, soltando pestes de los difuntos de todas las alemanas que hay sobre la tierra y en esto que pasaba por allí Monti pidiendo firmas...
   En fin, que si Draghi, Monti y Rajoy parecen héroes salvíficos de los pobres ciudadanos de nuestra querida Europa, apañados vamos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Bienvenido Mr. Rajoy

   Como profesor, me acompaña siempre el miedo de no haber sido entendido plenamente. Es pura deformación profesional, pues, en realidad, nunca nos entendemos plenamente. Nuestro flamante presidente, el Sr. Naniano Rajoy, me parece alguien tan capacitado como los anteriores para el cargo que va a ocupar. Por lo que sé de él, cuando no tiene que ejercer de Mariano Rajoy, es un tipo campechano, que odia la arrogancia y tan alejado del ideario de Intereconomía como se puede estar sin dejar de ser de derechas. Siempre que lo han dejado hacer las cosas a su manera, y no ha tenido más remedio que hacer algo, ha dado muestras de cuál es su verdadero talante. Ahí están Soraya Sáez de Santamaría y María Dolores Cospedal para confirmarlo. Ambas son mujeres, detalle éste que a mí personalmente no me dice nada pero que, según parece, hay que señalar para resaltar los méritos de ciertas personas. La primera casada por lo civil y la segunda madre soltera por inseminación artificial. Cuando las nombró se había corrido por el PP la especie de que a Rajoy había que darle cuerda para que se ahorcase él mismo. Más de un barón regional sonrió con suficiencia cuando ambas alcanzaron sus respectivos cargos. Con el paso del tiempo, la sonrisa se ha helado en sus rostros.
   Don Naniano Rajoy es, pues, ese político de derechas "europea" o "civilizada" que tanto decían la gente del PSOE ansiar ver en su rival directo. Es bueno que en un país exista una derecha bien preparada, espolea a la izquierda a hacerlo mejor y la política entra en un círculos virtuoso enormemente productivo. Al fin, las aspiraciones del PSOE se han colmado. Sí, ya sé, que muchos en el PSOE y, todavía más, a su izquierda, ven a ese político de derechas europeo que tenía que venir en Ruiz Gallardón. Es un juicio que no comparto en absoluto. Ruiz Gallardón no es un político de derechas, es un político del Opus Dei. Se lo puede encontrar en la cola de un teatro donde se representa una obra experimental, seguro que tiene un buen repertorio de chistes verdes y que es capaz de dar excelentes consejos para ligarse a los más espectaculares pivones. No hay que dejarse engañar. Con la misma convicción defenderá que los homosexuales están enfermos, que el aborto es pecado y que el cilicio es lo mejor que se ha inventado después de la bicicleta. No, la derecha "europea" no está ahí. Pero esta afirmación, que podría considerarse un importante tributo a un político de derechas, es el origen de mis reparos.
   Antes que "europeo", "civilizado" o de derechas, el Sr. Naniano Rajoy es gallego, de esos a los que retrata perfectamente el tópico diciendo que no se sabe muy bien si suben o bajan una escalera. Podría haberse ganado un buen dinero como don Trancredo en las fiestas taurinas de los pueblos españoles si semejante lance siguiera existiendo. Un ejemplo de lo que va a ser la tónica de este mandato se ha podido observar estos días. Hasta Frau Merkel lo ha llamado ya para exigirle el nombre de un ministro de economía al que dictarle la tarea. Cuentan que, lejos de ceder, nuestro presidente llegó a preguntarle tres veces "¿por qué?" Es esta naturaleza tan gallega, tan esquiva a los grandes gestos o las grande frases, tan suya, la que convenció durante muchos años a los grandes barones de que era incapaz de manejar el partido y que podían hacer lo que quisieran sin contar con él. En su círculo íntimo saben que sus silencios, su mutismo, su inacción, es, en realidad, el principio mismo de su energía. Y si no me creen, ahí tienen a Francisco Camps. Sin decirle sí ni no, sin decir, en realidad, nada de nada, simplemente, esperando, acabó por apearlo de su cargo. Aquí hay otro serio problema para Don Naniano, su círculo íntimo. No es que sea malo, ni formado por personas incapaces, es que es un círculo y realmente íntimo. Tener que mandar a María Dolores Cospedal a Castilla la Mancha sin que dejara su cargo orgánico en el partido, fue todo un síntoma. En su partido son multitud los que siguen pensando que Mariano Rajoy es un líder temporal, el tonto que se va a llevar todos los tortazos que esta crisis le va a exigir, para darle la patada a continuación. Pocos son los que le auguran realmente un futuro prometedor a dos años vistas. La última crisis en el gobierno de Madrid, lo muestra bien a las claras. Esperanza Aguirre quiere llegar fuerte al congreso extraordinario de febrero y no es la única. Más allá de las fotos, más allá de los abrazos y los cantos áulicos al líder, quien más y quien menos, va a ir cogiendo posiciones para que el relevo de Don Naniano no le pille desprevenido.
   Aunque, efectivamente, el Sr. Rajoy viniera dispuesto a hacer algo, aunque su partido estuviese dispuesto a secundarle, la propia etiqueta de "derecha europea" lo descalifica como alguien capaz de sacar al país de la crisis. Lo descalifica por la parte de "derecha". No hay más que ver sus primeros pasos. Se ha entrevistado con el presidente del BBVA, de La Caixa, de Bankia, vamos, con la gente de la calle. Le habrán contado aquello de lo que todos hablamos cuando nos reunimos a tomar café: las dificultades para llegar a final de mes, la cantidad de recursos que se está llevando nuestra hipoteca, en fin, ya saben, habrá tenido con ellos una conversación entre currantes. Es fácil imaginar qué le habrán pedido, lo que Uds. y yo le pediríamos si nos dejara hablar con él: que le robe más dinero de sus pensiones a las viejecitas para que se lo dé a las pobres instituciones financieras. Desde diferentes sitios le están llegando mensajes muy claros, soluciones prefrabricadas, excelentes respuestas a problemas que no son los que hay planteados. Un perfecto ejemplo lo dio hace poco un alto cargo de la FAES: "la mejor política social es crear empleo", dijo. Sin duda es la mejor política social que se le puede ocurrir a alguien que no visita un barrio obrero desde hace décadas. ¿Ésa es la política social que se le va a ofrecer a un joven que viva con su abuelo, pensionista, porque sus padres están en la cárcel por traficar con drogas y que quiera ir a la universidad? ¿y en qué consiste? ¿en apartarlo de ella a cambio de un contrato temporal para trabajar 45 horas a la semana por 500 € mensuales?
   Lo de "europea" es peor. Ahí tienen a Frau Merkel, engatusando a Sarkozy y Monti con su danza de los siete velos, aseverando que los eurobonos taparían a los culpables de la crisis, mientras los verdaderos culpables de la crisis, las entidades financieras, especialmente las alemanas, se esconden tras los velos de su bienamada canciller. 48.000 millones de euros, decía Herr Schäuble que costaría a los alemanes los eurobonos. Esta semana los mercados han empezado a sumar dos más dos: si el 80% de las exportaciones alemanas va a países en aguda crisis económica, ¿qué clase de valor refugio son los bonos alemanes? Si Alemania sigue llevando a Europa por el camino que va, la debacle será tan gigantesca que los 48.000 millones de Herr Schäuble parecerán calderilla. En fin, ojalá me equivoque y el Sr. Rajoy pase a la historia como el hombre que el país necesitaba en este momento. Suelo equivocarme con frecuencia. Dije que la solución a lo problemas de Europa eran los eurobonos y con la deriva que han tomado los acontecimientos por culpa de la derecha europea, ni siquiera los eurobonos pueden salvarnos ya.